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Producto Terminado

  • info6101639
  • 24 oct 2024
  • 4 Min. de lectura

Es común encontrarnos con personas que al dialogar con ellas no están dispuestas a considerar opiniones diferentes a las propias, o a hacer las cosas de forma diferente a como ellas las realizan. Comúnmente se trata de personas que creen ya saberlo todo, y que la única verdad la poseen ellos. Se consideran “producto terminado”.

 

Sin embargo, es riesgoso caer en esta trampa, pues la realidad es que quien se considera producto terminado, está listo para ser enterrado, ya que afortunadamente la vida es un constante #aprendizaje.

 

Definición

En “The New Social Learning”, Tony Bingham  y Marcia Conner definen el aprendizaje como: El proceso de transformación de la absorción de información que, cuando interiorizado y mezclado con lo que hemos experimentado, cambia lo que sabemos y se basa en lo que hacemos. Se basa en insumos, procesos, y la reflexión. Es lo que nos cambia

 

Existen varias teorías en cuanto al aprendizaje, sin embargo, la mayoría coinciden en que los factores que facilitan el proceso son los siguientes:

 

1.    #Motivación – Tener el deseo de aprender.

2.    #Concentración – Contar con el interés y curiosidad en el tema.

3.    #Actitud – Decidir participar activamente.

4.    #Organización – Conocer el tema y utilizar apropiadamente el material con el que se cuenta.

5.  #Comprensión – Entendimiento del significado de los conceptos que se están manejando.

6.    #Repetición – Repaso en el que se aclaran dudas y ayuda para recordar las ideas de lo estudiado, para que se convierta en aprendizaje.

 

 #Disposición

 

El primer punto del proceso de aprendizaje habla de motivación. Sin embargo, ¿Cómo estar motivado a aprender lo que crees que no requieres aprender?

 

Esto se logra con una disposición constante. Es importante entender que:

 

§   Vivimos en un mundo de #cambio acelerado, esto nos obliga a #actualizarnos al mismo ritmo

§   La experiencia de cada persona que nos rodea es única, por ende, la variedad de #ideas puede aportarnos puntos de vista que no habíamos considerado

§   La única manera de mantenerse #vigente es cuestionar nuestros #paradigmas, lo que hacemos y cómo lo hacemos, como parte de nuestra rutina diaria. Siempre buscando nuevas y mejores maneras de ser y de hacer

 

 Aún cuando suena fuerte la palabra “arrogancia”, esta puede describir la posición de una persona que no está dispuesta a considerar la posibilidad de que alguien más tenga una buena idea, a pesar de que ésta sea distinta a lo que se piensa. Y podrá parecer increíble, pero lo más difícil es aceptar que nos encontramos en esa posición.

 

Esto tiene una lógica. Cuando somos niños, somos como esponjas, abiertos a todo el conocimiento que se nos presenta por delante, y conforme pasamos por la adolescencia y llegamos a la adultez, poco a poco vamos creando paradigmas. Los paradigmas que manejamos son nuestras verdades, que se convierten en moldes o estructuras de pensamiento que enmarcan nuestras ideas y nos dan sentido y dirección. Esto va desde la forma en que nos conducimos dentro de nuestras familias, costumbres, nuestro entorno social y cultural, o hasta la fórmula del agua (ciencia).

 

Dado que esas “verdades” que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida han probado ser funcionales, se apostillan en nosotros de tal manera que nos cuesta entender que existen otras costumbres familiares, otras culturas, o que las fórmulas se pueden modificar para dar un resultado diferente.

 

Es parte de la #naturaleza #humana el resistirse a romper paradigmas, ya que nos sentimos cómodos y seguros con lo que conocemos, y esa manera de ser o de hacer nos da seguridad, y por eso la defendemos a capa y espada.

 

Ahora bien, esto no significa que todo lo que somos o conocemos lo tengamos que cambiar. Aquí es donde entra el concepto de la “humildad”.

 

El diccionario de la lengua española define humildad como “Actitud de la persona que no presume de sus logros y reconoce sus fracasos y debilidades…”. Es precisamente el adoptar esta actitud lo que nos puede permitir autoanalizar nuestras “verdades” de ser o hacer, y adoptar una apertura para reconocer lo que es mejorable, y estar dispuestos a aprender de lo que otras personas nos puedan aportar.

 

Si, podemos argumentar que tenemos años de experiencia en nuestro ramo, o que en nuestra casa siempre hemos resuelto tal o cual cosa de una forma en particular, pero retroalimentarnos y estar abiertos a escuchar la experiencia o nuevas ideas de las personas que nos rodean, pueden llevarnos a establecer nuevas “verdades” o paradigmas, y colocarnos como punta de lanza.

 

Los “años de experiencia” pueden llevarnos a sentirnos “producto terminado”, pero ¿no te parece aburrido ya no tener nada que aprender? Deja la arrogancia a un lado, y date la oportunidad de escuchar y aprender de los demás. Mantente vigente, y ¡haz tu vida más divertida!




Elaborado y Editado por

Ana María Narro - Head Coach

 

 

 

 

 


 


 
 
 

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